En las exuberantes selvas tropicales de Costa Rica, una pequeña joya revolotea entre las flores: el Colibrí Gorji-violáceo (Lampornis calolaemus). Este colibrí, endémico de la región, es un espectáculo digno de admirar, sus plumas iridiscentes brillan bajo la luz del sol mientras se cierne y se lanza de flor en flor.

El macho del Colibrí Gorji-violáceo es particularmente llamativo, con una garganta de color púrpura vibrante que le da a la especie su nombre. Las hembras, aunque menos coloridas, siguen siendo aves hermosas con sus espaldas verde esmeralda y vientres blancos. Ambos sexos tienen picos largos y delgados, perfectamente adaptados para sorber el néctar de las profundidades de las flores.

Estos colibríes se encuentran en una variedad de hábitats, desde bosques húmedos de tierras bajas hasta bosques nubosos montanos frescos. Son particularmente aficionados a los árboles y arbustos en flor, y a menudo se les puede ver alimentándose del néctar de heliconias, fucsias y bromelias.

Los Colibríes Gorji-violáceo son aves muy activas, constantemente en movimiento en busca de alimento. También son ferozmente territoriales, defendiendo sus áreas de alimentación de otros colibríes con impresionantes exhibiciones aéreas.

Si bien el Colibrí Gorji-violáceo no se considera actualmente amenazado, su hábitat está bajo presión debido a la deforestación y el desarrollo. Los observadores de aves y los conservacionistas están trabajando para proteger a estas hermosas aves y su hogar en la selva tropical.

Si tienes la suerte de visitar Costa Rica, mantén los ojos abiertos para ver el Colibrí Gorji-violáceo. Es una vista verdaderamente inolvidable.